Las políticas arancelarias aplicadas por los Estados Unidos, bajo un gravamen del 25 % sobre la importación de vehículos, están provocando una reestructuración profunda en la cadena de suministros del sector automotriz mexicano.
Esta medida no solo ha reducido la producción, sino que ha congelado la Inversión Extranjera Directa (IED), impactando directamente al Producto Interno Bruto y generando un ambiente de incertidumbre que podría marcar el rumbo de la industria durante años.
Gabriela Siller Pagaza, directora de Análisis Económico en Grupo Financiero BASE, dijo a Info-Transportes lo anterior y apuntó que la congelación de la inversión limitará el crecimiento no solo del sector automotriz, sino de toda la industria nacional.
En un contexto global donde las reglas del comercio se redefinen constantemente, México enfrenta un momento decisivo que podría cambiar la forma en que produce y cómo se exportarán los vehículos en el futuro próximo.
Estrategias ante la tormenta
Frente a este escenario, las empresas automotrices están adoptando nuevas estrategias para adaptarse aún a las exigencias del Tratado México–EE.UU.–Canadá (T-MEC) y a las presiones arancelarias.
Pero, “es muy posible que las empresas que no puedan cumplir con los criterios del T-MEC, sí busquen salirse de México, y estas exportaciones de unidades enviadas tendrán aranceles, ya que están fuera del Tratado cuyo fin es la mayor regionalización”, destacó Gabriela Siller.
En este escenario, Honda evalúa trasladar parte de su producción a los EE.UU., para cumplir con el requisito de que el 90 % del valor de un vehículo provenga de la región, mientras General Motors trasladó una inversión de 4 mil millones de dólares hacia plantas estadounidenses, moviendo la fabricación de varios modelos que se producían en México.
El equipo original podría seguir el mismo camino, por ejemplo, Michelin anunció el cierre de su planta en Querétaro para 2025, reflejando la obsolescencia tecnológica y económica que enfrentan algunas instalaciones ante un mercado cambiante.
Honda estaría considerando trasladar parte de su producción de vehículos de México y Canadá a Estados Unidos, con el objetivo de cumplir con el requisito del 90 % de producción regional, según informó el diario Nikkei.
Esta decisión se debe a los posibles aranceles impuestos de los EE.UU. a los vehículos importados.
General Motors planea invertir 4,000 millones de dólares en sus plantas de EE.UU., para ampliar la capacidad de producción y trasladar la fabricación de modelos como las camionetas Chevrolet Silverado y GMC Sierra, así como la SUV Chevrolet Equinox.
“Como sigue habiendo ajustes en política mundial porque Trump sigue haciendo cambios en los aranceles. Y todo esto se traduce en incertidumbre y se frena la llegada de Inversión Extranjera Directa a nuestro país y sigue frenando también el crecimiento económico”, puntualizó Gabriela Siller.
Estas decisiones corporativas ponen en evidencia un desplazamiento productivo que puede afectar empleos y el desarrollo económico regional, dijo Siller.
Impacto tangible en cifras
Los números no mienten: la producción de vehículos pesados cayó 20.8 % y sus exportaciones bajaron 12 % en los primeros cinco meses del año.
En vehículos ligeros, aunque las ventas internas crecieron apenas un 0.9 %, las exportaciones se contrajeron 6.3 % en mayo, pese a un leve repunte en junio.
México se encuentra en una encrucijada: mientras se espera que los aranceles disminuyan, el país debe fortalecer su cadena productiva, innovar y diversificar sus mercados para mantener su lugar en la industria automotriz global.
La manera en que se enfrente este desafío definirá el futuro económico nacional y el papel de México en el comercio internacional.
Por Edna Herrera / Síguenos en Facebook, X y LinkedIn