En mayo de 2025, la balanza comercial de México registró un superávit de 1,029 millones de dólares (mdd), un avance frente al déficit de 88 mdd observado en abril, según el INEGI.
Sin embargo, este resultado positivo esconde retos estructurales preocupantes en el comercio exterior.
Las importaciones crecieron apenas un 1.4 % respecto al mismo mes del año anterior, alcanzando 54,447 mdd, pero con señales negativas en varios rubros.
Las importaciones de bienes de consumo bajaron 0.5 %, impulsadas por una caída significativa del 8.1 % en bienes no petroleros, mientras que solo aumentaron 58.3 % en bienes de consumo petroleros, como gasolina y gas.
Esto representa un indicador de dependencia creciente en productos petroleros, lo que genera vulnerabilidad ante fluctuaciones internacionales.
En bienes de uso intermedio, las importaciones aumentaron 4 %, con un alza más pronunciada en productos petroleros (17.5 %), mientras que los bienes de capital —fundamentales para la inversión y productividad— sufrieron una caída preocupante del 15 %, sumando apenas 4,592 mdd.
Esta caída pone en riesgo la modernización y el crecimiento industrial del país.
El acumulado enero-mayo muestra un aumento marginal del 0.8 % en importaciones totales, con un estancamiento en las importaciones no petroleras (-0.1 %) y un fuerte incremento en las petroleras (+14.2 %), reforzando la dependencia energética externa.
Por el lado de las exportaciones, mayo mostró una ligera caída del 0.4 %, con una baja crítica del 35.2 % en exportaciones petroleras, mientras que las no petroleras apenas crecieron 1.8 %.
Sectores clave como el agropecuario y el automotriz reportaron retrocesos anuales de 3.5 % y 5.7 %, respectivamente, afectando la estabilidad económica y la generación de empleos.
Aunque el superávit comercial del periodo enero-mayo alcanzó 2,038 mdd, el panorama general revela una economía con retos para diversificar, fortalecer exportaciones no petroleras y recuperar inversión productiva, esenciales para el desarrollo sostenible.