Por su importancia Banorte está sujeto a una supervisión diferenciada que incluso ha mejorado de forma voluntaria, y que le ha significado ampliar su clientela
En el panorama financiero mexicano, la confianza se ha convertido en el pilar sobre el que las personas deciden poner sus ahorros y realizar sus inversiones.
La seguridad, más allá de ser un simple requisito, se ha convertido en el valor fundamental que los usuarios buscan a la hora de elegir un banco en un ambiente de alta competencia.
En este terreno, una entidad que ha apostado por ir más allá de lo convencional es Banorte, que preside Carlos Hank González, lo que se ha traducido en la atracción de más clientes, en lo que los expertos han dado en llamar una “huida hacia la seguridad”.
Hace unos días, Marcos Martínez Miguel, director general de Banorte, al hablar con sus ejecutivos sostuvo una postura clara: en la prevención de lavado de dinero nunca se puede bajar la guardia.
Desde hace años, Banorte ha optado por mantenerse vigilante de manera permanente, adelantándose a los riesgos y reforzando constantemente sus sistemas de prevención.
Martínez añadió: “Vamos adelante de la ola”, subrayando que esa entidad realiza todas las inversiones necesarias para garantizar la tranquilidad de su amplia clientela.
La estrategia de Banorte ha sido triplicar la inversión en estructuras de gobernanza, recursos humanos, tecnología y ciberseguridad, además de implementar operativos que cumplen —e incluso superan— las regulaciones locales.
La lógica detrás de esos esfuerzos se ha diseñado pensando en que los usuarios de servicios financieros buscan instituciones sólidas, confiables y con estrictos controles internos para proteger sus recursos.
El entorno cambia y los riesgos evolucionan, por lo que el banco revisa y ajusta continuamente sus procesos.
Por lo pronto, la designación de los cárteles como organizaciones terroristas en febrero pasado llevó a Banorte a redoblar esfuerzos: se contrataron firmas especializadas y se intensificó la capacitación interna, como respuesta a los nuevos desafíos.
Y es que, por su tamaño e importancia sistémica, Banorte está sujeto a una supervisión diferenciada por parte de las autoridades financieras, con exigencias adicionales de capital y monitoreo.
Esa posición, lejos de ser una carga, es asumida como un compromiso con quienes confían en el banco para resguardar su patrimonio.
La prevención de lavado de dinero es una labor transversal que involucra equipos dedicados a identificar las mejores prácticas internacionales y adaptar los modelos de riesgo por sector, región y tipo de operación. Banorte presume la capacidad de reaccionar con agilidad ante cualquier señal de alerta, ajustando sus controles como quien sube el volumen en el momento adecuado: atentos, precavidos y decididos a seguir siendo una opción segura para las personas que buscan más que un servicio financiero, buscan tranquilidad y certidumbre.
La ruta del dinero
El reconocimiento a Coca-Cola FEMSA en el Corporate Sustainability Assessment (CSA) de S&P Global, donde obtuvo una puntuación de 79 sobre 100, no es un aplauso superficial. Hablamos de un mercado con estándares más duros y con criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) que se han convertido en lenguaje común para inversionistas, esta evaluación habla de consistencia y visión.
Bajo el liderazgo de Jessica Ponce de León al frente de su estrategia de sostenibilidad, la compañía consolidó avances en áreas clave como ética, gestión de riesgos, economía circular y transparencia. Este desempeño coloca a la embotelladora entre el 15% mejor evaluado a nivel global, y sus resultados son parte esencial para la integración a los Índices de Sostenibilidad Dow Jones, un referente para quienes apuestan por empresas con rumbo de largo plazo.
Su matriz, FEMSA, también obtuvo una sólida calificación de 77 puntos, lo que consolida una alineación corporativa que combina rentabilidad con responsabilidad.
Sin duda, reconocimiento merecido…
Fíjese que, como parte de un plan ambicioso por alcanzar cero emisiones netas en toda su cadena de valor para 2039, Unilever de México puso en marcha su primera flota de tractocamiones eléctricos, dedicada a las operaciones logísticas en el Valle de México.
En esta primera fase, el proyecto incorpora cinco tractocamiones eléctricos de carga pesada para mover 300 toneladas de producto terminado al día, cada uno equipado con cajas secas de 53 pies. Las unidades operarán desde un hub de recarga, el cual cuenta con cargadores de hasta 600 kW que permiten la carga simultánea de hasta 12 tractocamiones.
Aunque la logística representa solo el 3% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero de Unilever, el 90% de esa cifra proviene del transporte por carretera. Por ello, la transformación de esta área es una prioridad dentro de la estrategia climática global de la compañía.
Para Regina Montes, directora de Operaciones de Unilever México, “el camino hacia la descarbonización exige transformar cada eslabón de la cadena de valor”, y enfatizó que la flota de movilidad eléctrica representa un paso tangible hacia ese objetivo, al combinar innovación tecnológica con soluciones energéticas limpias que reducen nuestro impacto ambiental.
Unilever de México se suma así a otros mercados estratégicos como Países Bajos, Arabia Saudita y Turquía, que ya han incluido vehículos eléctricos de carga como parte de las soluciones para reducir la huella de carbono en logística. A nivel global, Unilever también explora tecnologías complementarias como la captura de carbono, así como el uso de unidades impulsadas por hidrógeno…
La gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama Espinosa, y el secretario de Economía, Marcelo Ebrard Casaubón, suscribieron el convenio para poner un Polo de Desarrollo Económico para el Bienestar en Chetumal. Se trata de un esfuerzo para seguir creando fuentes de empleo con calidad más allá del motor que significa el turismo y donde se presenta además la posibilidad de atraer capital extranjero a esa demarcación.
Por Rogelio Varela / Síguenos en Facebook, X y LinkedIn