El buque GRAN Senegal, de la naviera italiana Grimaldi Lines, continúa encallado en las costas del Puerto Progreso, Yucatán, sin éxito en los intentos de reflotamiento. A pesar de la utilización de remolcadores de gran potencia, traídos desde el Puerto Dos Bocas, los esfuerzos no han logrado desplazar la embarcación de su posición en el arrecife.

El remolcador principal a cargo de las operaciones, es el Atlántico Osprey, que ha estado realizando maniobras para intentar liberar al carguero, que transporta automóviles y contenedores. No obstante, el peso de la carga ha impedido que el buque sea reflotado exitosamente, ya que no ha sido descargado.

Expertos consultados han advertido sobre los riesgos de “intentar sacar a maquinazos el buque,”, ya que esto podría ocasionar daños adicionales al arrecife, con implicaciones legales importantes de tipo penal. La embarcación debería estar bajo resguardo de la autoridad marítima mientras se evalúa si es posible continuar con su ruta, en caso de que finalmente sea desencallada.

Hasta el momento, tanto la Procuraduría de la defensa del Ambiente como la Secretaría de Marina (Semar), no se han pronunciado oficialmente sobre los daños ambientales causados en el arrecife. La comunidad local y expertos ambientales han expresado su preocupación por los impactos negativos que podrían observarse al ecosistema marino.

El naviero, en un intento por ganar tiempo frente a las autoridades, ha estado trabajando desde el jueves en reflotar la embarcación. Sin embargo, debido a la magnitud del encallamiento, las maniobras requeridas para liberar el buque podrían ser sumamente complejas.

Un hecho que ha suscitado interrogantes es que el carguero se encontraba fuera del área de pilotaje cuando encalló, mientras su destino original era la costa este de los EE.UU., pero se desconoce por qué estaba tan al sur, en el Golfo de México, procedente de Altamira.

El sector marítimo se mantiene atento al desarrollo de la situación y espera una pronta respuesta por parte de las autoridades competentes. El enfoque debe centrarse en minimizar los daños ambientales y garantizar que las acciones futuras se lleven a cabo de manera responsable y en cumplimiento de la normativa marítima y ambiental.

Gabriel Rodriguez/Opinión