Los buques del segmento de carga general podrían pronto optar por dejar el Puerto de Manzanillo si continúa la política restrictiva actual, generando dudas sobre la capacidad de los marinos para administrar el tercer recinto más grande de Latinoamérica.
En los últimos 10 meses, las restricciones a los estibadores de carga general parecen buscar el cierre de una compañía maniobrista específica, al imponerle reglas absurdas desde los equipos gerenciales del puerto, que hacen retroceder las operaciones portuarias a niveles de hace 30 años.
Dichas medidas han causado la disminución de maniobras y el descenso de operación de embarcaciones, mientras amenazan el recorte al menos 200 empleos directos y una cantidad similar de empleos indirectos, fuera del recinto.
Crisis en descarga y demora
A medida que esto sucede, el número de barcos con materias primas y carga de gran capacidad están quedándose fondeados hasta 10 días fuera del puerto en espera de ser descargados.
Además, las filas de buques están superando las 15 embarcaciones en promedio, algo nunca antes visto.
Antes de esta crisis, posiblemente provocada, la carga se retiraba en menos de 48 horas tras el desembarque, generando un círculo virtuoso de operaciones eficientes, incluyendo a importadores de diversas industrias, agentes aduanales, transportistas y terminal portuaria.
El engranaje de la cadena de suministro funcionando a su máxima capacidad.
Pérdida de capacidad
Pero esos días parecen estar muy lejanos. Desde que la administración del puerto (Asipona) decidió intervenir en los procesos de descarga, el tiempo se ha triplicado, causando una fuerte distorsión, fuera de los parámetros logísticos mundiales, en un claro contrasentido a la eficiencia y la rapidez.
Hasta 2023, el puerto mantenía una capacidad nominal de 600,000 TM (millones de toneladas) de carga general, manejando hasta 1.7 Millones TM.
Sin embargo, las nuevas políticas están reduciendo este desplazamiento, afectando inversiones en almacenes y equipos de transporte fuera del recinto portuario, a medida que crece la capacidad ociosa.
Beneficiarios de la crisis
Dado los altos volúmenes, será difícil que las terminales de Manzanillo absorban el 100% de la carga general, especialmente si Asipona busca convertirse en maniobrista, cobrando altas tarifas en aras de satisfacer sus fines recaudatorios.
En todo caso, las políticas portuarias regresivas tienen un gran ganador: Hazesa, la terminal de Raúl Sandoval, cuyas instalaciones reciben los numerosos barcos desviados para su descarga, pese a un estilo operativo del México de los años 70.
Mientras tanto, los buques siguen fondeados hasta 10 días en promedio, deteniendo la cadena de suministro.
Reformar las Reglas
Así que, aun cuando la carga general pronto buscará otras vías de ingreso fuera de los puertos mexicanos, el "Clan de los gerentes", liderado por José Domingo Sánchez, Marcos Paul y Elisa López, sigue influenciando al actual director, almirante Alberto Gasque, un grupo heredado por el ex director, almirante Salvador Gómez Meillón.
Dispuestos a todo, el "clan de los gerentes" intentó doblar a la Aduana y hacerla coincidir en sus extravagantes medidas. Sin lograrlo, buscan ahora una reforma express a las Reglas de Operación del puerto, que permita aniquilar a estibadores y maniobristas de carga general.
La sombra del desempleo
Manzanillo se encuentra en medio de una crisis dirigida que amenaza con impactar severamente a cientos de personas que dependen de las operaciones de carga general.
El nuevo Coordinador de Puertos, capitán Manuel Fernando Gutiérrez Gallardo, y la Semar del almirante Rafael Ojeda, tienen una tarea urgente: detener los efectos devastadores antes de que sea demasiado tarde.
Por Gabriel Rodríguez/ Opinión