CIUDAD DE MÉXICO.- Un artículo publicado por la revista The Rolling Stone, señala el temor del sindicato de transportistas más poderoso del continente, Teamsters, quienes señalan que a medida que las compañías tecnológicas y los fabricantes de automóviles compiten para implementar la automatización avanzada de camiones, la Unión de Teamsters insta a tener cuidado.
| Salvador Guerrero |
En octubre, en una manifestación ante los "hombres y mujeres orgullosos de las Asociaciones de Camiones estadounidenses" en Pensilvania, Donald Trump promocionó los planes del Partido Republicano de recortar los impuestos corporativos en un 40% y poner fin al "impuesto inmobiliario triturante, horrible e injusto".
Él prometió que su agenda de América Primero "significa poner primero a los camioneros estadounidenses", señala el artículo.
Detrás de escena, la administración Trump está tratando de acelerar una revolución en la conducción robótica que plantea una amenaza existencial para sus medios de vida. Estamos en el amanecer del camión sin conductor.
La tecnología beneficiará a la mayoría de los estadounidenses: los semáforos robóticos siempre en alerta prometen carreteras más seguras, emisiones reducidas, tiempos de envío más rápidos y, para el 70% de los productos que viajan en camión, reducen los costos.
Sin embargo, esta misma revolución amenaza cada trabajo en el transporte pesado, 1.7 millones de empleos en total, según un análisis de la Casa Blanca publicado en los últimos días de la administración Obama.
Los camioneros ganan 60 mil millones de dólares en salarios anuales. Y el transporte por camión es ahora la profesión más común en 29 estados de la Unión Americana, según un análisis de NPR de los datos del censo, incluido el trío Rust Belt de Wisconsin, Michigan y Pensilvania que puso a Trump en el cargo.
En definitiva, la conducción autónoma podría ofrecer una repetición oscura del declive del trabajo en la fábrica.
En el diagnóstico de Trump, los "desastrosos acuerdos comerciales" socavaron los empleos de manufactura en los EE. UU., pero el verdadero culpable no es el trabajo chino barato tanto como los robots aquí en casa. De 2000 a 2010, la producción de las fábricas estadounidenses se disparó, pero los fabricantes recortaron 5.6 millones de empleos, con la automatización y otros avances tecnológicos que generaron el 88% de esos despidos, según una investigación de la Universidad Estatal Ball.
La automatización completa de nuestras autopistas puede llevar décadas, lo que reduce el golpe a los conductores de hoy en día. Pero hay una “fiebre del oro” para interrumpir la industria estadounidense de transporte de 700 mil millones de dólares.
Un informe del International Transport Forum proyecta un escenario en el que aproximadamente 1 millón de conductores de camiones pesados perderán sus empleos para el año 2025.
McKinsey Global Institute ofrece una posibilidad aún más dramática pues prevé que 85% de automatización, es decir, casi 1.5 millones de empleos perdidos para 2027. A ese ritmo, la administración Trump y los republicanos en el Congreso deben comenzar a respaldar políticas agresivas para apoyar a los camioneros desplazados.
Acusan traición
No obstante, en su primer año, la administración Trump se puso del lado de los automatizadores: el consejo asesor empresarial de corta duración de Trump estaba repleto de CEOs que superaban los límites del transporte robótico, incluidos Uber y Tesla.
El plan de impuestos de Trump ofrece grandes ventajas para la inversión en automatización. Y la secretaria de Transporte, Elaine Chao, ha prometido que la administración será "un catalizador" para un futuro sin conductor.
Es una traición reveladora, que expone la podredumbre en el centro de las promesas de Trump de "hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande". Lejos de poner a los trabajadores olvidados del país en el asiento del conductor, la administración de Trump amenaza con hacerles perder el control económico, señala.
Los Teamsters y su líder, Jim Hoffa, comentan que este es un juego político peligroso para el presidente Trump, cuyo vínculo con el transporte por camión es más profundo.
Los camioneros son personas de Trump
El 95% de los trabajadores del volante no tiene educación universitaria; más del 90% son hombres; tres de cada cuatro son blancos. Este grupo demográfico votó por el presidente en un clip de 71%. "Cualquiera que haya prestado atención a los últimos dos años de nuestra política sabe que no puede ignorar las voces de millones de trabajadores", dijo Sam Loesche, el representante legislativo del sindicato Teamsters. "O lo haces bajo tu propio riesgo".
El transporte robótico puede ser fácil: al principio. La tecnología lista para el mercado ofrece control de crucero semiautónomo y otros avances para aliviar la carga de trabajo de los camioneros, sin hacerlos redundantes. Pero la pendiente resbaladiza de la automatización lleva a un acantilado: camiones sin papel o espacio para un ser humano.
Eventualmente, "ninguno de los nuevos camiones tendrá una cabina sobre ellos", predijo Anthony Levandowski, ex ingeniero de automatización de estrellas de Uber, en 2016. "Simplemente no tiene sentido tener eso".
El transporte pesado ha surgido como un semillero inesperado de innovación. En noviembre, el fundador de Tesla, Elon Musk, se presentó ante cientos de superfans en el hangar de un aeropuerto junto a su sede de SpaceX en las afueras de Los Ángeles. Musk dio a conocer su plataforma eléctrica de largo recorrido: el Tesla Semi, que presenta una aceleración fenomenal, aerodinámica tipo bala.