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Hace unos días, Horacio Duarte, titular de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), anunció la renovación de 140 Patentes Aduanales, previo a concluir el año.

 

El anuncio no ha sido tomado con reservas entre el sector que encabeza Luis Ernesto Rodríguez Gil, en la poderosa Confederación de Asociaciones de Agentes Aduanales (CAAAREM), pues muchos de sus asociados están previendo escenarios legales y exigiendo un cabildeo de mayor fuerza.

 

Las patentes a liberar por el Servicio de Administración Tributaria (SAT) en realidad son 133, precisamente, la cantidad retirada en años recientes por fallecimientos, cancelación o que quedaron sin sustento, debido a la reforma legal que suprimió el derecho a heredar el permiso de despacho aduanero.

 

Ahora, muchos agentes aduanales creen que su voz debe de ser más firme al exigir ser tomados en cuenta por las autoridades, en la aceptación de las solicitudes de Patentes Aduanales, que se renovarán, ante todo, por la seguridad del comercio exterior.

 

Ellos recuerdan la expedición, hace un par de años, de 100 permisos que fueron revendidos o “terminaron sirviendo para realizar tranzas”, debido a que fueron entregados por las autoridades a personas sin experiencia ni arraigo en el sector del comercio exterior ni en actividades de negocios colaterales, a una generación espontánea de negociantes golondrinos.

 

Ahora, la intranquilidad creciente por las 133 patentes es que sean entregadas a una generación de familiares o “compadrotes” de funcionarios de los puertos marítimos, en las fronteras o en los aeropuertos, mientras se limite la participación de los Agentes Aduanales profesionales.

 

El golpe de las 100 patentes donde fueron restringidos no fue el único que recibieron los agentes aduanales de parte del gobierno; ahora las patentes son otorgadas para operar en plazas específicas, es decir, en ciudades interiores, terminales interiores de carga, puertos, fronteras, aeropuertos, mientras que antes, la validez de una Patente era reconocida en todo el país.

 

Al invalidar la capacidad de heredar las Patentes, también se puso en riesgo laboral a los empleados de las Agencias Aduanales, porque al morir el titular del permiso, la empresa puede quedar sin sustento jurídico para realizar operaciones de gestión del comercio exterior y simplemente paralizarse, lo que incluye la representación legal de los contenedores marítimos, ferroviarios o terrestres que se internan en el país.

 

Una Patente Aduanal es verdad que representa una alta rentabilidad para sus tenedores, pero también, es una realidad que la operación del despacho aduanero funciona como una especialidad del comercio exterior que se mueve por los modos de transporte aéreo, autotransporte, marítimo o ferroviario.

 

También requiere de una amplia solidez económica para solventar las garantías por la estadía de unos 10 millones de contenedores que se internan en el país de muchos tipos de carga, productos, materias primas o insumos y maquinarias con destino final en tiendas, bodegas o hacia alguna industria.

 

La poderosa CAAAREM es la organización que tiene el control de las gestiones y representación ante el SAT, de las empresas que realizan comercio exterior vía aérea, terrestre, marítima o ferroviaria, mediante permisos que obtiene una persona física de la autoridad aduanera, para poder realizar trámites del despacho aduanero. Por ello, dicen muchos, se requiere de un cambio en la reputación del organismo percibido por el gobierno como uno de los más “fifís” de todo México.