Durante tres años se insistió que no se harían expropiaciones…, pero ayer esa “mala palabra” tomó cuerpo legal en el Diario Oficial de la Federación con el decretazo que expropia más de 241 hectáreas de 198 propiedades privadas y ejidales en Quintana Roo para abreviar la liberación de derecho de vía para el Tren Maya y que era la solución promovida por el secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Román Meyer.
Esta decisión puede colocar en el filo de la navaja la viabilidad política y social del Tren Maya: un error legal, una audacia mal entendida, o negociación fallida, y el escenario podría complicarse seriamente…, aunque en Palacio Nacional se confía en el poder de disuasión que tendrán las Fuerzas Armadas ante los propietarios de tierra.
Los hoteleros de la entidad, agrupados en la asociación que lidera Tony Chávez, expresaron su descontento de los “arrimones expropiatorios” que la Sedatu les dio desde el año pasado, pues les quería pagar 475 pesos el metro cuadrado, cuando a pie de carretera el precio comercial es de 4 mil pesos; por eso se mostraron satisfechos cuando en la última visita presidencial a la zona, el ahora exdirector de Fonatur Rogelio Jiménez Pons anunció un cambio de trazo y de canje de densidades de construcción si decidían vender terrenos de amortiguamiento ambiental.
Ahora, los mismos hoteleros piden que la negociación sea “justa”; en tanto que cuando menos en una decena de ejidos existe preocupación que les quieran pagar demasiado poco por sus tierras (en el extremo, en Chacchoben, les han querido pagar a 27 centavos el metro cuadrado conforme a la valuación del Indaabin, que lleva Pablo Escalona) y temen que la expropiación ordenada por Sedatu haga a un lado los acuerdos que la ONU-Habitat —a cargo de Eduardo López Moreno— realizó para promover un desarrollo incluyente y sustentable.
Sedatu asegura que ya tiene negociados muchos de esos terrenos a expropiar, que sólo se trata de organizar el proceso jurídico. ¿Y con quién no hay acuerdo? El decretazo para declarar causa de utilidad pública el Tren Maya aún tiene que construir puentes firmes para no descarrilar.
Fayad y el federalismo eléctrico
El gobernador de Hidalgo marcó la pauta federalista al inicio del Parlamento Abierto en torno a la contrarreforma eléctrica propuesta al Poder Legislativo: el desarrollo eléctrico debe incluir a los estados. O sea, no sólo es una decisión centralista. Omar Fayad dejó esto en claro: “Me atrevería a asegurar, que todos estamos de acuerdo en que el derecho al acceso a la energía eléctrica debe estar garantizado a los mexicanos al más alto nivel, hoy tenemos establecido constitucionalmente el derecho al Internet y a las telecomunicaciones; sin embargo, sin electricidad esto no es concebible lo que nos lleva a la reflexión de lo vital que resulta, esto es llevemos el derecho a la electricidad también a rangos constitucionales exactamente igual que llevamos el Internet”. Esto, viniendo de quien gobierna la entidad donde se construyen 75% de los vehículos eléctricos de México, debe tomarse de alto voltaje.
Izzi en Mazatlán
Una de las ciudades icónicas de Sinaloa, Mazatlán, verá aumentar a partir de ahora la competencia (en calidad, variedad y precio en los servicios integrados de telecomunicaciones —SITage— con el arribo de Izzi mediante una red de fibra óptica de 750 kilómetros que puede ofrecer la mayor capacidad de información, entretenimiento y desarrollo a 80 mil hogares. La firma que dirige José Antonio González con todo en la costa del Pacífico.
Salvar la UDLA
Es insostenible el conflicto que el fiscal Alejandro Gertz y el gobernador Miguel Barbosa sostienen contra la comunidad de la Universidad de las Américas Puebla; alumnos, maestros y administrativos demandan la intervención del ministro presidente de la SCJN, Arturo Zaldívar, para restituir el orden legal dentro de esa casa de estudio que de manera obtusa se le encomendó a Armando Ríos Piter…, que, lejos de jaguar, quedó cual gato filibustero. Tras los triunfos legales de la comunidad universitaria, Zaldívar deberá evaluar cómo festejará el centenario de Luis Echeverría.
