En ningún informe de presidencial que recuerde hay algún tipo de autocrítica; la única que recuerdo y que resultó en una fuga hacia el pasado con altísimo costo para los habitantes de este país, fue cuando José López Portillo, al final de su mandato dijo que no permitiría que el país se les fuera entre las manos, que defendería el peso como un perro y, ¡zaz!, que decreta la expropiación bancaria y el control de cambios. De hecho, la tónica en cada informe presidencial es no hay prácticamente sola mención a problemas no resueltos y, ni por asomo, algún llamado autocrítico a modificar rumbos.

Dicho esto, no tendría que ser diferente, en esencia, el IV Informe de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, un presidente fijo en sus creencia al punto que es capaz de hacer todas las mañanas 90 afirmaciones en promedio que no pueden ser confirmadas o no tienen referencia, mentiras lisas y llanas, según refiere Luis Estrada y su firma de consultoría SPIN.  

Sin embargo, la mentira está prohibida en la tabla de los mandamientos de Moisés, lo cual es contradictorio con el cristianismo que asegura profesar López Obrador; pero aún más llamativo resulta que en su proceder en materia económica cumple con todos los agravantes propios de los siempre culposos pecados capitales, de los cuales el presidente parece gozar y divertirse a lo grande. A continuación expondré tal ambivalencia que se puede resumir en la frase "fuchi, que rico".

1.- Soberbia: el saberse popular, con una masa de 30 millones de votos en 2018 y con una popularidad de 63% a pesar de todos sus errores conforme informa con puntualidad la casa encuestadora Enkol que dirige Heidi Osuna, le permitió lanzar por la borda 332 mil millones de pesos al cancelar por su voluntad propia el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, elevar "tantito" al 100% el presupuesto de la Refinería de Dos Bocas así como igualmente duplicar el presupuesto para un Tren Maya que no tiene fecha cierta de culminación, pagarle 150 millones de dólares a la oficina de proyectos de Naciones Unidas (UNOPS) para comprar medicamentos que no ha comprado ni entregado con celeridad, o intentar desbaratar el mercado de energía en México a fin de retornar al esquema de monopolios de estado en petróleo y electricidad de los años 70´s aunque ello signifique un encontronazo casi mortífero en materia arancelaria con los Estados Unidos y Canadá.

Al Pacino decía, en su papel de demonio en la película "El Abogado del Diablo" que la soberbia era su pecado favorito. Para el maestro de literatura y artes escénicas Raúl Quintanilla, la soberbia es una de las tantas máscaras que tiene la estupidez.

2.- Avaricia: llegó disfrazada de austeridad republicana y bajo el lema de "no puede haber gobierno rico con pueblo pobre". En sus dos primeros años se "ahorro" el equivalente a 7 mil millones de pesos en nómina y prestaciones -entre ellas los gastos médicos mayores- a los trabajadores del Estado que ahora tienen que perrear servicios en un ISSSTE en el que ni siquiera hay radiografías... por que precisamente, para "ahorrar" se contrató a la empresa IMEDIC que no sabe siquiera conectar un equipo de resonancia magnética. La consecuencia de esta avaricia ha sido la degradación de la calidad del servicio público, desde los servicios de salud en medio de la Pandemia Covid19 que ha dejado más de medio millón de personas fallecidas incluidos médicos y enfermeras que no recibieron ni un cubrebocas en los momentos de mayor virulencia; ya no se diga en cuanto servicios de seguridad, y especializados como son los de respaldo a la Navegación Aérea o de Investigación Científica

3.- Lujuria: por el poder, por concentrarlo y anular contrapesos de la República. En su primer trienio y con mayoría calificada en la Cámara de Diputados, prácticamente pasaron todas y cada una de sus iniciativas y presupuestos por disparatados que resultaras; a través de los amagos de la Fiscalía General de la República se pudo doblegar al presidente de la Suprema Corte de Justicia, Eduardo Medina Mora y colocar a Arturo Zaldivar que en esos años fue un solícito visitante a Palacio Nacional... hasta que luego de las elecciones intermedias de 2021 ha retomado -junto con otros ministros- un cauteloso pero aún insuficiente equilibrio de poderes; el Instituto Nacional Electoral, incluyendo su presidente Lorenzo Córdova, son atacados diariamente con la finalidad de ser removidos para dar paso a un sistema gubernamental centralizado para organizar elecciones tal y cómo lo hacia el Partido Revolucionario Institucional en la década de los 60´s del siglo pasado. Vaya, López nunca ocultó su desprecio por las organizaciones de la Sociedad Civil y lo hace aún mas las que se oponen, por ejemplo, a la devastación en la selva que provoca el Tren Maya, pero lo hace también con las organizaciones empresariales tradicionales a las cuales ha doblegado al punto de que el actual presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Francisco Cervantes, recibe el mote de "suavecito" por su capacidad de darle siempre la razón a López.

4.- Ira: hace 16 años el historiador Enrique Krauze describió acertadamente al hoy presidente como "mesías tropical", presto al enojo y al sobresalto. La manera en que ha señalado a los padres de niños con cáncer, a los integrantes clases medias, científicos y expertos, y a todos sus "adversarios" reales e imaginarios (incluyendo a la Corona y a los empresarios españoles), expone como a un mandatario mas propicio al odio que a la concordia por la acumulación de rancios resentimientos como los que ventila contra Felipe Calderón y, si se puede contra los neoliberales aunque se encuentren en sus propias filas.

5.- Gula: la corrupción que asegura se extinguió con un pañuelo blanco, goza de cabal salud. Seguridad Alimentaria Mexicana -Segalmex- que dirigió su primer jefe (y al parecer único jefe formal) Ignacio Ovalle se convirtió en símbolo de corrupción en el que 1 de cada 3 pesos ejercidos es motivo de observación por parte de la Auditoría Superior de la Federación. En las empresas productivas del estado hay testimonios vivos de los "pagos" que los proveedores deben hacer a determinados funcionarios para poder cobrar la factura de trabajo ya realizados. Las imágenes de Pío López Obrador recibiendo aportaciones en efectivo para su hermano, o del secretario particular del presidente, Alejandro Esquer organizando "carrusel" para hacer depósitos en efectivo, son una pálida sombra de eventos de los cuales nos hemos enterado de manera fragmentaria y de los cuales se habla sobre las actuaciones José Ramón y Andy López Beltrán... o no se diga de "El Cartel de los Ricos" que florece en la CDMX sin que Claudia Sheinbaum parezca enterada.

6.- Envidia: vivir en la Colonia de Valle de la Ciudad de México es el peor pecado a los ojos de López Obrador; tener estudios superiores, vestirse con propiedad, tener un auto nuevo, mandar a los hijos a escuelas privadas o en el extranjero, no necesitar subvención gubernamental y poseer un criterio propio es condenable a ojos del jefe de la Cuarta Transformación. De hecho se ha propuesto erradicar esa clase media aspiracionista y malagredecida, que se siente rica sin serlo, por una clase media solidaria y que proclive todas sus decisiones.

7.- Pereza: dejar una cantidad cada vez mas grande de acciones a las fuerzas armadas, ya sea construir un tren o levantar antenas de Internet, cederle el control de la seguridad pública y hasta la entrega de libros de textos gratuitos, muestra que López ya encontró una manera simple de remover los obstáculos a su gestión, lo cual ha deteriorado la certeza jurídica sobre la ejecución de negocios. Vaya, la formación bruta de capital fijo, se comentó en este espacio con información de INEGI, retrocedió a niveles de hace una década. En tanto la Inversión Extranjera Directa conforme Banxico (y sin considerar las transacciones extraordinarias de la capitalización de Aeroméxico o la fusión Televisa-Univisión) registra una reducción del 17% del primer semestre 2022 a este año.

Este compendio de casos de pecados económicos, seguramente aumentará en su referencias los próximos dos años.