Lo menos que puede decirse del amparo emitido por la Suprema Corte en contra de la ampliación del Puerto de Veracruz, es que el documento llega después del niño ahogado. Y es que ganar terreno al mar fue una de las peores ideas para ampliar el recinto, y lo que disparó el costo de cimentación hasta tres veces por metro cuadrado.

El capricho del ex director de Veracruz Juan Ignacio Fernández Carbajal,  respaldado por los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, fue una de las peores decisiones en materia de puertos, por el impacto ecológico del que, dicho sea de paso, no hay vuelta atrás por más amparos que se ganen.

Pero lo que sí podrían frenar, es el desarrollo de la 2ª Terminal Especializada de Contenedores (TEC), que aún está prevista en el proyecto original, en la punta de una de las escolleras, que se convirtieron en las más grandes rompeolas jamás construidos en México.

Pero sólo existen impedimentos ecológicos, también los hay de carácter comercial y logístico porque, tomando en cuenta el ritmo del crecimiento de la carga a través del viejo puerto en los últimos 25 años, puede decirse que quizá nunca se requerirá una 2ª TEC.

Por otra parte, la ampliación excesiva del puerto tuvo un interés muy especial de quien fuera el coordinador de Puertos y Marina Mercante de la extinta SCT, hoy SICT, Guillermo Ruiz de Teresa, quien siempre supo que había una inagotable fuente de contratos de construcción para sus amigos.

Por ello es que no le importó que al mismo tiempo en Tuxpan se estuviera construyendo un nuevo puerto con terminales concesionarias, mismas que él no podía cucharear ni su equipo.

A fin de cuentas el gran “elefante blanco” en que se convirtió hoy Veracruz, se hizo a conveniencia de los grupos jarochos donde no faltan políticos-empresarios que siguen apostando a bloquear otras opciones en el Golfo de México, una historia que se repetirá en Coatzacoalcos si es que un día se llega a desarrollar una TEC.

Por ello, ahora lo menos que puede decirse del amparo de los ambientalista es que el documento no servirá de mucho, la bahía está impactada, la amortización de obras va para largo y eso ni siquiera Dios Padre lo deshace.

La vieja requisa otra vez

Los grupos sindicales que cada vez representan a menos, volvieron nuevamente a la carga para insistir en revertir la “requisa del puerto de Veracruz”, porque dicen que nadie les hace caso y que el grupo interinstitucional que ordenó crear López Obrador, todavía ni se reúne.

Bueno, pues el sindicato de carretilleros puede esperar sentado, porque el famoso grupo no se reunirá ni en esta vida ni en la otra para cómo van las cosas en el gobierno federal. Lo que se ve de fondo, aseguran quienes saben, es que los sindicalistas buscan en realidad que se les pague con uno de los viejos muelles, ahora que sobran las posiciones de atraque.

Así que seguirán haciendo manita puerco al gobierno y presionando, porque tal vez aparezca algún funcionario o político que esté dispuesto a llevarse un negociazo seguro por muchas décadas, si es que la Semar decide entrar a ese juego barato.